Post último manifiesta

No necesitamos que alguien nos enseñe a escuchar.
No me interesan las ideas de otros sobre la música
ni las canciones inecesarias, ni los grupos de plástico.
No podemos seguir prestando atención a lo que no provoca
o difundir basura por unos tristes pesos.
No pueden seguir malgastando sus palabras
por más inteligentes y sarcásticos
"críticos, cronistas del medio"
¿qué significa su trabajo de mierda,
qué gana su cuerpo con común vibración
chillidos de perras, guitarras desafinadas
conciertos de masas?
No sé, no me interesa.

Preferible ocupar los oídos
en sonidos viejos pero auténticos
en las propuestas que fueron nuevas
y no se cansan de reciclar
y presentan como nuevas.

Manifiesto que me canso
de la capitalización de la música
de los festivales que traen sólo ráfagas
medias horas del primer mundo.

Abogo por la libertad de la música
en las calles abiertas
canciones para todos
canciones que no cobren por nostalgia
en las plazas
notas que todos puedan bailar
alegría, música en la calle

para ser libres.

Ah, el futuro...

Cada día es más fácil compartir en la red, y un par de clics bastan para que escuches lo que esucho. Esa era la intención al inicio de este blog, que cuando comenzó todo era diferente, por no decir complicado.

Y nada, me bastó pegar un código para colgar esta canción, que me ayuda a retratar el momento.

Que me ayuda a decirte muchas cosas.

Otra niña canción.

Cuánta magia inquietante. Cuánto sabor elegante.
¿Cuánto más para prender el radio y esconderse bajo las sábanas?
Y despertar a los treinta conservando la sorpresa
de la nostalgia.

Confesión.

La mayoría de las noches, en la casa de mis veranos, escuchábamos la radio antes de dormir, mientras mis tías adolescentes escogían que ponerse al día siguiente entre confesiones y recuerdos y bailes. Yo cerraba los ojos queriendo crecer, escuchaba a hurtadillas. Reíamos como a la hora de la comida y esta canción me llenaba los ojos de nostalgia. Desde esa edad, podía con la música, regresar el tiempo.